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Si hubiese apostado con la mitad de la gente que aseguraba que Luis Miguel pasaba a mejor vida y que esto no era un truco publicitario seguramente ya hubiese juntado dinero suficiente como para poder ver su show en Las Vegas durante toda una temporada completa o acompañarlo por su gira en todo Latinoamérica. Lo que sucedió fue el juego mediático y morboso que pudo haber ocurrido en años. Se hablo de liposucción, virus, drogas, familiares y ex esposas que defenestraban a El Sol. El final era previsible, nuevo álbum, nueva gira. Secuelas de lo que tal vez sucedió… ninguna. A penas éxito asegurado en ventas de discos y entradas.

Después de este culebrón mexicano es aun más raro hablar del álbum. Dado que las condiciones del intérprete de hits como La Vikina y No culpes a la noche, son ya conocidas y que cada canción que le toca ponerle su alma pasa a ser hit y quedar en la memoria de todas sus fanáticas. Tal es así que su single presentación, Labios de Miel, suena fantástico y adelanta un álbum que se acomoda entre la balada y el pop latino.

Lo nuevo del disco tiene que ver con la composición. Ya que además de valerse de Armando Manzanero, el cantante de Cómplices, debuta como cantautor. Canciones como: Mujer de Fuego, Ella es así y Es por ti, son las que junto a Labios de miel ponen alegría y en movimiento el álbum que marca los 40 años de Luis Miguel. También se destaca la balada Tres Palabras tanto en su letra como en lo sonoro. En definitiva Luis Miguel se despachó con un álbum nuevo en el que las cosas importantes pasan alrededor del disco porque a lo interior todo viene compactado en carácter de clásico.